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La nostra Congregazione

21 octubre 2025

Entrevista a la Hermana Gloria Liliana Franco Echeverri, ODN, Religiosa de la Orden de la Compañía de María

Entrevista a la Hermana Gloria Liliana Franco Echeverri, ODN, Religiosa de la Orden de la Compañía de María

Durante la Asamblea Global, la Hermana Gloria Liliana Franco, Religiosa de la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora, ofreció una conferencia sobre la vida consagrada titulada “Mujeres testigos de la esperanza que transforma”.
En su intervención, compartió una profunda reflexión sobre el papel de las mujeres consagradas en el mundo actual y sobre cómo la esperanza puede convertirse en un camino de transformación personal y comunitaria.
A continuación, compartimos la entrevista realizada después de su conferencia.

 

Hermana Liliana, ¿qué significa para una mujer misionera consagrada ser testigo de la esperanza? 

Significa abrazar la identidad, el don que Dios nos da cuando nos confiere la posibilidad de vivir la plenitud de lo femenino, de lo que somos, de lo que quiere de nosotras. Significa ponernos en camino, entender que somos iglesia en salida y que estamos invitadas a estar en esas orillas existenciales y geográficas donde la vida clama, esperando respuestas, esperando oportunidades, esperando motivos para que renazca su esperanza.

Significa vivir la plenitud de lo que somos y las mujeres desde nuestra identidad estamos convocadas a ser artesanas del cuidado. Entonces, situarnos como artesanas del cuidado significa validar la existencia de las otras personas, reconocer sus dones, acompañar sus travesías, sostener su esperanza, pronunciar esas palabras que ayuden a que se recreen las posibilidades, ayudar a generar políticas públicas de mejoramiento de las condiciones de vida para las personas, asociarnos con otros para defender la vida, la justicia, las causas comunes. Significa ser mujer desde la lógica de Jesús y a su estilo, con su corazón.

 

Si tuviéramos que dejar en este momento histórico un mensaje de esperanza y sinodalidad al mundo, ¿qué podríamos decir?

Nuestra esperanza es Jesús de Nazaret. Nuestra esperanza es la experiencia de que la vida es más fuerte que la muerte. De que detrás de cada límite hay una oportunidad, hay una posibilidad. 

La certeza de que la noche no es lo definitivo, de que lo definitivo no es la crisis. Lo definitivo es la posibilidad que tenemos de unir fuerzas, y eso es lo profundamente sinodal. De sumar para caminar en condición de hermanos hasta que renazca la esperanza y hasta que las condiciones de vida para todos sean realmente las que quiere Jesús.

Y eso nos supone trabajar por el reino desde esa conciencia de la diferencia, pero desde la experiencia de que somos hermanos. 

 

Un mensaje para las hermanas misioneras del Sagrado Corazón de Jesús 

Ustedes, Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, Hermanas, inspiradas en este carisma que Dios les regaló a ustedes y a la Madre Cabrini, están invitadas a seguir ayudándonos a sostener la esperanza justo en este momento histórico que es tan difícil, porque experimentamos el peso de la guerra, pero también de los nacionalismos excluyentes, de la xenofobia, de las lógicas de algunos de nuestros mandatarios que se empeñan en crear muros y que se empeñan en estigmatizar. 

Ustedes tienen un carisma que las hace ser como las guardianas de la unidad, las guardianas de la comunión, de la vida, justo cuando es más frágil, justo cuando esta más amenazada. 

Entonces mi mensaje es, que resistan, que no claudiquen en la esperanza, que no claudiquen en el deseo de hacer el bien, de acompañar a los más pobres, de acompañar a las víctimas, de seguir haciendo camino con los migrantes y los enfermos. Mi mensaje es que se unan, que permanezcan unidas en condición de hermanas para ayudar a que pueda renacer la esperanza en nuestro mundo. 

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